jueves, 28 de mayo de 2015

"¡Ojo!, no provoco; me vestí provocadoramente."

Suena al afamado "tirar la piedra y esconder la mano". Provocar es un verbo t-r-a-n-s-i-t-i-v-o: provoca cosas. Y si son de índole sexual: sexuales.

Para algunos, que nos estén refregando tetas y culos en la cara puede ser fácilmente reprimido. Para otros no tanto, y hasta desequilibrante.

Lo cierto es que PARA TODOS ES UNA PROVOCACIÓN. Y una muy poderosa: de índole sexual. Puede fingirse desconocerla, pero no desconocerla realmente. ¡Está en nuestro mismísimo ADN!

Tenemos conductas antropológicas de respuesta ante la provocación de índole sexual. ¡Y también de reconocimiento cuando las provocamos! Sería diferente de tratarse de otra provocación: provoco/ provocó... "admiración".

En fin... hace siglos la poetiza de excelente poesía comenzaba diciendo: "Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis"... ¿Estará dándose vuelta la cosa?

Provocar es un verbo t-r-a-n-s-i-t-i-v-o: provoca cosas.
Y si son de índole sexual: sexuales.

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